domingo, 3 de enero de 2016

El pendulo de Foucault. Umberto Eco



Sinopsis

Una editorial muy especial, Garamond, divide su esfuerzo comercial en dos líneas editoriales. Por un lado edita y publica literatura digamos... seria, de una calidad media aceptable, con la cual obtiene unos beneficios moderados, pero por otro es un cebo perfecto para otro tipo de autores, con poca salida comercial, a los que se acaba por convencer para financiar sus propias publicaciones en su análoga, Manuzio y, de paso, enriquecer al dueño de ambos negocios editoriales, Mr. Garamond.

En Garamond acaban coincidiendo tres intelectuales: Casaubon, cuyos estudios universitarios le han hecho un especialista en los templarios, Belbo, trabajador de la editorial Garamond, al que conoce en un bar universitario y Diotallevi, que es compañero de Belbo en dicha editorial. Aprovechando los conocimientos de Casaubon sobre los templarios, Belbo y Diotavelli le invitan a asistir a una reunión con un autor, Andretti, interesado en publicar un estudio sobre una hipotética conspiración templaria, la cual ha diseñado basándose en un documento de esa época, incompleto y de dudosa procedencia. Pero, después de la reunión, Andreti desaparece misteriosamente.

Pasan varios años, en los cuales Casaubon viaja a Brasil donde es testigo de excepción de algunas de las experiencias místicas más impresionantes de su vida. Allí también vive una historia de amor con Amparo, protagonista de alguna de estas experiencias y conoce a Angié, personaje con el que volverá a coincidir en Europa y que pasará a ser parte importante de la novela.

De vuelta a Milán conoce a su pareja, Lia, que le dará un hijo. Más tarde, a través de su antiguo contacto en la editorial, Belbo,  le es ofrecido trabajo en Garamond como ilustrador de un ambicioso proyecto sobre la historia de los metales. Proyecto que acaba evolucionando en un trabajo aún más ambicioso sobre ocultismo y esoterismo del que el editor piensa sacar pingües beneficios gracias al doble juego editorial en el que está basado su negocio. Por un lado Garamond piensa en publicar una especie de enciclopedia del ocultismo y, por otro, aprovechándose del fuerte tirón que estos temas tienen entre los adeptos a las teorías místicas, ofrecer la publicación de sus trabajos a través de Manuzio a los autores que pudieran ser susceptibles del enredo comercial, con lo que el éxito empresarial estaría garantizado. Los tres personajes comienzan a trabajar juntos y a ellos se suma Angié, que en su condición de estudioso del esoterismo y el hermetismo, que les servirá de gran ayuda para seleccionar los textos y dirigirlos a la editorial adecuada.

Entre bromas, cábalas y ejercicios de asociación imposibles, en el que los futuros autores de Manuzio y sus alocadas teorías conspiratorias son el centro de las burlas, acaban proyectando un hipotético plan para dominar al mundo en el que el eje del mismo es el documento incompleto que el desaparecido misteriosamente Andreti les dejó. Todo comenzara como un inocente juego para intelectuales, un rompecabezas imposible, un ejercicio de inteligencia para satisfacer sus propios egos, para acabar conduciéndoles por un camino de perdición que pone en peligro sus propias vidas.

La lectura:

El péndulo de Foucault es ante todo, una novela, un gran enredo policiaco que, al estilo del nombre de la rosa, propone al lector su implicación intelectual como parte de la trama. Para ello Eco no repara en gastos: desde el principio del libro y durante aproximadamente 100 páginas el autor nos enreda en un galimatías lingüístico del que, no tengo claro si intencionadamente o no, solo los incondicionales de este autor, los lectores acostumbrados a las lecturas complejas y los, como yo, valientes y curiosos, dispuestos a afrontar grandes retos literarios, salen indemnes.  No es la primera vez que, tras unas cuantas páginas me han dado ganas de dejar una lectura, que no me dejo impresionar por la complejidad de un texto especialmente difícil o aburrido, aparentemente insulso o sin apariencia de poder ganarse mi interés. No es la primera vez que casi 1000 páginas por delante son un acicate para minar el interés que podría haber despertado un autor, aunque he de reconocer que, rara vez he cedido a la tentación de abandonar una lectura.

Lo que sí puedo asegurar es que es la primera vez que me encuentro absolutamente satisfecho de no haber dejado un libro hasta el final. Para mi El péndulo de Foucault es una obra maestra, un ejercicio de literatura magnífico que Eco ha diseñado para lectores dispuestos a aceptar el envite intelectual que supone, desde el principio de la lectura, que  es necesario un esfuerzo para crecer, para implicarse con nuestra realidad. Dejarse embaucar por lecturas fáciles, que a través de jirones de información tejidos intencionadamente, sin ningún pudor, para obtener un objetivo, generalmente comercial o político, es, como evidencian las listas de los libros más vendidos, moneda común en nuestros días. Eco, con este libro, ejerce una crítica feroz a toda esa pléyade de autores que, valiéndose de uno de los males sociales más extendidos en nuestro tiempo, la paranoia informativa, hacen caja valiéndose de la, cada vez más valorada, fascinación por el mundo esotérico. Entre otras cosas...

Por qué, además, El péndulo de Foucault es un estudio pormenorizado de la historia de las sectas, de los saberes ocultos, de los ritos más antiguos y modernos, satánicos, rosacruces, templarios. Una amalgama de datos curiosos sobre el misticismo, sobre el pecado. Un crisol de conspiraciones políticas y religiosas sobre las que, al contrario que algunos autores muy leidos, Umberto Eco demuestra estar muy bien documentado. Yo por curiosidad he investigado sobre algunos de los personajes que aparecen en el libro y puedo asegurar que existieron y que, en al menos en estos casos, sus <em>aventuras </em>están bien acreditadas. Y esta sopa de información que, por lo que he podido leer por internet en forma de amargas críticas al libro, ha asustado a más de uno, no debe interpretarse como un esfuerzo de Eco por instruir al lector, que según mi punto de vista no debe perder el tiempo en intentar asimilar todo lo expuesto,  sino más bien como una forma de implicarle en la investigación de los protagonistas de forma que sea fácil empatizar con las sensaciones y sentimientos que exhiben durante la novela.

En cuanto a la calidad narrativa Eco demuestra durante todo el libro ser, sobre todo, un magnifico escritor, con todo lo que ello implica. Durante el libro encontramos algunos pasajes absolutamente deliciosos a la altura de los grandes autores de nuestro siglo. Destacar por ejemplo la <em>exégesis del manual de conducción del automóvil</em> que Casaubon expone delante de sus amigos, la maravillosa interpretación de los orificios y apéndices corporales hecha por un personaje femenino, la delirante explicación que Lía da al documento de los templarios y que es un homenaje al sentido común, como se desmonta la teoría de la numerología en las pirámides... bueno, innumerables pasajes para no olvidar...

Y por supuesto el maravilloso final, no el final de la trama, al que algunos dan demasiada importancia, no... el maravilloso final. Casaubon solo, reflexionando sobre su vida y la muerte, aceptando la insoportable levedad del ser.

Opinión:

¿Qué más puedo decir? Si, es difícil, cuesta mantener la actitud necesaria para terminarlo, no voy a engañar pero leed este maravilloso libro y no obsesionaros por comprender cada una de sus líneas. Sencillamente tiraros al agua y, manteniéndoos a flote, dejaros llevar por las olas del lenguaje, disfrutad de la lectura, merece la pena.

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