domingo, 3 de enero de 2016

Knock Out. Jack London



Sinopsis:
Durante toda su vida Jack London cultivó el relato desde diferentes perspectivas, todas ellas influidas por su carácter excéntrico y aventurero. Por supuesto el boxeo no podía quedarse fuera de sus registros literarios. En esta edición de «Libros del zorro rojo» se ha hecho un esfuerzo por recopilar algunos de sus mejores historias sobre este controvertido deporte, realzándolas con los dibujos del famoso ilustrador Enrique Breccia, que ha conseguido impregnar el trabajo de London con un plus de calidad grafica que gratifica de sobra al comprador de este volumen. Lo digo teniendo en cuenta que prácticamente toda la obra de London puede encontrarse en la red completamente gratis en e-book y, teniendo en cuenta la proliferación de esta nueva forma de entender la lectura, quizás los editores deberían tomar nota sobre la necesidad de reenfocar el negocio editorial.
En «Knock out» podemos encontrar tres relatos cortos: «Por un bistec», en el que se relata la caída de un gran campeón… un último combate en el que se juega, a todo o nada, el futuro de su familia. Al final, agotado por la indigencia, siente como se van sus fuerzas, y acaba recordando las lágrimas de aquellos a los que en su día venció. El retrato de la derrota; «El mexicano», en el que un joven comprometido a la revolución, y con poco que perder, decide subirse a un ring para conseguir dinero para las armas que necesita la causa, sin importarle demasiado ni el método ni las consecuencias. Un alegato al idealismo más ingenuo y puro; y «El combate», donde se despliega todo el talento de London para los relatos con gran carga emocional. En él se desgranan los sentimientos de la novia de un boxeador que, tras conseguir convencer a su futuro marido para que deje la lucha, acaba dejándole terminar su carrera con un último combate. Una bonita historia de amor con un enternecedor desarrollo. Un emocionante duelo, en el que el crudo desenlace no puede dejarnos indiferentes.
La lectura:
Jack London fue un personaje. Sin entender esto es difícil concebir al escritor. Nacido sin padre conocido, de una madre un poco friky del espiritismo que, tras el parto, buscó rápidamente un marido que diera un apellido a su hijo -apenas dos o tres meses después. Creció prácticamente sin entender el hogar como una referencia emocional, lo que le marcó profundamente. Años después, ya en su madurez, parece que descubrió que su padre biológico era un conocido astrólogo… un tal Willian Chaney que siempre se negó a reconocerse como padre de un dolido London. Nunca fue un buen estudiante dado su carácter díscolo y rebelde… aún así consiguió una cierta formación gracias a su pasión por la lectura que resolvió en la biblioteca pública. Se puede decir que se auto-educó… que su afición por escribir es el resultante lógico de su pasión lectora, y su talento una mezcla de inteligencia natural y una vida plagada de experiencias tempranas consecuencia de su intrepidez aventurera: marino, vagabundo, carcelario, pescador, contrabandista, patrullero, empresario… Fue corresponsal de guerra, socialista y gran admirador de Nietzsche, cuya influencia puede sentirse a lo largo de toda su obra. Lo dicho: un personaje.
En su literatura pueden encontrarse todas las grandes virtudes que hacen de un libro un entretenimiento único, una actividad absorbente y gratificante como ninguna. También podemos encontrar el genio de un escritor cuyo conocimiento del género humano le permite jugar con sus pasiones, haciendo que reconozcamos en su literatura los más profundos entresijos del alma humana hasta completar en sus relatos un exhaustivo análisis de cada uno de los personajes. Su estilo: brutal y apasionado, de gran riqueza descriptiva. Además sus historias son tan entretenidas como interesantes y sorprendentes.
Quizás lo único que puede superar el descubrimiento de este escritor, más satisfactorio aún que degustar su maravillosa facilidad para el relato, es redescubrirle. Volver a él. Hacía muchos años ya que leí «Colmillo blanco», uno de los grandes clásicos, o «Lobo de mar»: Dos libros maravillosos. Pero lo que me ha hecho salir corriendo a buscar entre mis biblioteca un ejemplar perdido, ha sido el recuerdo de la lectura de uno de sus grandes desconocidos: «Asesinatos, S.L.», un libro del que apenas me acordaba y que significó uno de los momentos más intensos de lectura de mi juventud. No lo he encontrado y, con las mismas, me he ido a comprar un ejemplar. Ocho euros. Empiezo desde ya su relectura.
Opinión:
Yo no sé si es un gran escritor… si puede considerársele uno de los grandes. Quizás los más elitistas, los más eruditos tengan serias dudas sobre la calidad de sus relatos. Sus biógrafos reconocen que London siempre se tomó su oficio como un negocio: «Escribo un libro por la razón de añadir trescientas o cuatrocientas acres más a mi magnífico estado» Yo le considero uno de los grandes culpables de mi afición por la lectura y dejo inmediatamente todas mis tareas pendientes para dedicar todo el tiempo posible a releer «Asesinatos, S.L.», un libro del que guardo grandes recuerdos y que estoy seguro que no me decepcionará. Intuyo que soportará el paso de los años –de mis años, claro- sin mácula. Además intentaré comprar lo antes posible un ejemplar de un libro que hace tiempo que se haya en mi lista de la compra: «Martin Eden». Hasta ese punto me ha encantado volver a London.

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