domingo, 3 de enero de 2016

Castelio contra Calvino. Stefan Zweig

Sinopsis:
No es que a los buenos seguidores de este autor vaya a sorprender mucho la temática de este pequeño ensayo. En realidad Zweig, como ha hecho en muchas ocasiones, vuelve a enfrascarse en un exhaustivo examen de la personalidad y motivaciones de los personajes elegidos, para hacer una revisión histórica de los hechos acaecidos y, de paso, una reflexión más o menos personal sobre las religiones y sus entramados para obtener y manejar el poder, los entresijos políticos, sobre las pasiones y tensiones ocultas que dirigen nuestros destinos o los del ciudadano de la época. En este caso las de un siglo XVI, en el que dominó las tensiones religiosas con numerosas reformas protestantes que discutieron hasta la violencia la autoridad del papado. Tanto que acabaron provocando una de las mayores guerras de todos los tiempos. La guerra de los Treinta años.
En ese caldo de cultivo se desarrolló la reforma Calvinista, cuyo fundador, Juan Calvino, consiguió desarrollar y hacer valer como la doctrina dominante haciendo alarde no solo de una gran inteligencia y dotes para la oratoria y la escritura, sino de una enorme capacidad para la manipulación política y una falta de escrúpulos asombrosa. Durante muchos años echo mano de cualquier medio a su alcance para obtener sus fines, incluso los servicios de la inquisición, aunque esa práctica era repudiada por la mayoría de las congregaciones protestantes, de esa manera pudo deshacerse de numerosos enemigos teológicos como otro de los personajes en los que se hace mención en el libro: Miguel Servet
Castellio fué uno de los teólogos, humanistas e intelectuales de la epoca que mas discutieron y pelearon por hacer predominar las tesis menos reaccionarias de la iglesia, sosteniendo fuertes divergencias teológicas. Puede considerarse uno de los primeros pensadores en hacer de la tolerancia el principio rector de su obra, lo que le ponía en franca oposición con los principios casi dictatoriales del padre del calvinismo
La lectura:
Y de eso trata pues el libro, de una defensa a ultranza del humanismo mas refinado frente a la violencia del poder, la defensa de la libertad artística, intelectual e individual frente a la imposición por el terror de doctrinas o dogmas. En palabras del propio Zweig:
"Desde el punto de vista del espíritu, las palabras «victoria» y «derrota» adquieren un significado distinto. Y por eso es necesario recordar una y otra vez al mundo, un mundo que sólo ve los monumentos de los vencedores, que quienes construyen sus dominios sobre las tumbas y las existencias destrozadas de millones de seres no son los verdaderos héroes, sino aquellos otros que sin recurrir a la fuerza sucumbieron frente al poder, como Castellio frente a Calvino en su lucha por la libertad de conciencia y por el definitivo advenimiento de la humanidad a la tierra"
Hay que tener en cuenta que precisamente Zweig vivió como contemporáneo el alzamiento y desarrollo del nazismo y que tuvo que emigrar desde su Viena natal a Londres y posteriormente a Brasil precisamente por su condición religiosa. Aunque no vivió la violencia directamente su obra se prohibió, impidiéndole desarrollar su labor intelectual con libertad. Era judío, aunque austriaco, aunque siempre consideró la condición de judío como hereditaria pero nunca comprometida. La educación judía nunca estuvo entre sus prioridades, incluso declaro: «Mi padre y mi madre fueron judíos solo por accidente de nacimiento». Posteriormente llegaría a suicidarse como consecuencia, como confeso a una carta póstuma, de su incapacidad de entender y convivir con los hechos que desembocaron en el holocausto y una creencia casi absoluta de que el nazismo triunfaría en Europa. Así que podría decirse que es un libro que escribió con especial dedicación y profundidad
Opinión:
Dicho todo esto he de decir que, aunque he manifestado multiples veces mi predilección por este autor, el libro no me ha gustado especialmente. Tiene momentos brillantes, como no podría ser de otra forma, pero da la sensación de alargarse demasiado y de dar demasiadas vueltas a los planteamientos que son objetivos del libro. Acabas por tener la sensación de que esta disección de los personajes podría haberse incluido en alguno de sus otros trabajos en los que se incluyen mas protagonistas que ilustren la idea principal
En cualquier caso Zweig siempre es Zweig y siempre tiene un hueco en mi corazón y en mi ansia lectora. Con ese toque mágico que hace de lo literario un camino de sencillez y profundidad siempre me tendrá entre sus adeptos.

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