domingo, 3 de enero de 2016

La hermana. Sandor Marai.

Sinopsis
Un escritor que pretende pasar unas tranquilas vacaciones de Navidad en una casa rural, ve truncadas estas por un crimen pasional que le permite conocer a un extraño personaje: Z, un famoso músico retirado que parece querer pasar de incognito en ese lugar. En una conversación privada, en la que hablan de la guerra, de la vida, del arte, del amor... Z dice tener en su poder un manuscrito que le gustaría compartir con él. Meses más tarde recibe la noticia de su muerte y, posteriormente, el manuscrito que es la base de la historia. En el Z revela la experiencia vivida durante una extraña enfermedad por la que debió debatirse entre la vida y la muerte y que fue la causante de su retirada de los escenarios. Una voz femenina, probablemente causada por los delirios, actuará como un revulsivo que, además, le llevará a expresar profundas reflexiones sobre la relación entre medico y enfermo, el miedo a la enfermedad y los misterios de la vida.

La lectura
Sandor Márai es un autor magnífico, uno de los mis escritores favoritos, al menos de los que he tenido la oportunidad de leer. Su literatura es sencilla y llana, dotada de una extrema sensibilidad y talento. Su lectura trasciende la historia que nos cuenta para abordar de un modo casi filosófico los temas que le preocupan y sobre los que gira casi toda su literatura. Recuerdo que no hace mucho también leí "El último encuentro", otro de sus libros más celebrados, y tuve la misma sensación: la de que en realidad sus historias son solo una forma de tratar, de un modo magistral, por cierto, aquellas preocupaciones básicas del ser humano: la muerte, la enfermedad, el sentido de la vida, los misterios del arte... Quizá para comprender mejor a este autor húngaro hay que tener en cuenta el contexto político y el momento cronológico en el que se desenvuelve: La guerra mundial, un país que sufre especialmente una fuerte crisis económica y social, el exilio... una vida nada fácil.
He querido extraer un fragmento del libro porque recuerdo que, cuando en una época de mi vida recibí clases de escritura, -con poco éxito, por cierto- la profesora insistió mucho sobre un tema que siempre he tenido en cuenta cuando he querido redactar un cuento o un pensamiento: ella insistió en que para ser un buen escritor había que saber describir cualquier elemento de nuestro entorno e introducirlo emocionalmente en la historia, de forma que las cosas que nos rodean formen parte de nosotros mismos. Creo que pocas veces he visto un ejemplo más claro en un libro como este en el que Z intenta trasmitir sus dudas sobre su compromiso con la música:
.../Las paredes estaban revestidas de seda amarilla y sobre la cama colgaba una copia en yeso de un bajorrelieve de Luca della Robbia: un fragmento del coro de niños cantores. Seis chiquillos regordetes, desnudos y envueltos en ligeros velos, me lanzaban risas desde sus cuerpos carnosos y mullidos, que reverdecían con fresca sensualidad y exuberancia explícita, y por sus labios abiertos escapaba una melodía imperceptible, pero a la vez sonora y misteriosa, como si el artista hubiera plasmado el instante del nacimiento de la voz, grabando en una materia sólida el enigmático momento en que la melodía y la armonía abandonan las fibras del cuerpo humano para difundirse por el mundo... Observé la reproducción con interés. Si, así había nacido la Voz: el hombre miró al cielo y dijo algo, inconscientemente, algo que ya no era capaz de expresar con palabras. Contemplé aquel bajorrelieve que representaba el misterio de la armonía musical emergente de cuerpos infantiles y, como si de pronto entendiera la causa de todos los asuntos humanos, una profunda serenidad interior me embargó. Comprendí que el único sentido de mi vida había sido servir a esa sutil armonía, y que ya todo estaba en orden y en su sitio, porque había cumplido mi deber, había servido a la música con fidelidad, voluntariamente nunca había pecado contra la armonía, y con todas las fuerzas del cuerpo y la mente, de la razón y la voluntad, había expresado lo que la música quería transmitir: "Pues entonces todo está bien", pensé, y cerré los ojos como aquel que tras resolver un grave problema o responder a una cuestión crucial, concilia el sueño, agotado. /...  

Opinión:
Siempre que empiezo una opinión estoy pensando en para que tipo de público creo que podría recomendar el libro sobre el que intento escribir. En este caso concreto es difícil, ya que es un tipo de lectura que, en principio, yo creo fácil y asequible para cualquier lector, aunque cuando pienso en el tipo de libros que habitualmente son leídos por las personas que forman mi entorno inmediato me doy cuenta que, quizás, no es tan fácil decantarse por literatura cuyo interés principal no es la historia ni la originalidad del personaje. Estoy pensando en archifamosos "best sellers" como la serie Millenium, Crepúsculo o cualquiera de los ya clásicos como los de Dan Brown, John Grisham, etc.
Está claro que si tus gustos van por ahí quizás un libro cuyo principal activo es la literatura no va a ser capaz de engancharte como lo haría una historia original, de tintes policiacos o con un trasfondo pseudo-histórico de corte detectivesco. No es el estilo de Sandor Marai, lo que no quiere decir que la tensión literaria no esté presente en cada párrafo de este libro. Y está presente de una forma sutil, porque cuando lo que te están contado te parece interesante, cuando excita tu percepción, cuando el personaje es capaz de trascender las páginas y funde sus emociones con las tuyas consiguiendo que empatices con sus sentimientos hasta hacerte participe de la historia... entonces te ha enganchado y ya no eres capaz de dejar de leer hasta que conozcas exactamente lo que el autor quiere contarnos a través de ese maravilloso canal de comunicación que es el libro.
Ese, ese es el arma literaria con el que Marai pretende hacer de sus libros la experiencia de lectura que yo creo que está al alcance de cualquiera, porque consigue que no parezca tan difícil y que cualquier persona medianamente formada pueda disfrutar de su arte.

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