Sinopsis:
Alexei
Ivanovich es un preceptor, lo que ahora mismo llamaríamos un profesor
particular, encargado de la educación de los hijos de un general ruso cuya poca
personalidad y las deudas le convierten en un hombre desesperado. A su vez
Alexei es un jugador, él lo sabe, aunque evita el juego en cuanto cree
necesitar un contexto favorable para ganar. Odia jugar para otros, aunque
conoce los entresijos de la ruleta perfectamente. Es por eso que es obligado a
jugar en nombre de diferentes aristócratas perdiendo, generalmente, grandes
sumas de dinero. Él achaca su mala suerte a la necesidad de jugar para otros,
convencido de que, el día que juegue con su propio dinero tendrá la suerte a su
favor y conseguirá vivir holgadamente de ello.
Tanto
el general como el resto de la familia esperan que la muerte de un familiar, su
abuela, les saque de la pobreza que, por diferentes razones, les amenaza.
Cuando por sorpresa para todos aparece la abuela en Ruletemburgo, donde
transcurre la mayor parte de la novela, expresa su deseo de conocer el casino
y, a pesar de tratarse de una señora de gran personalidad y vivaz inteligencia
acaba cayendo en el juego, del que no puede zafarse hasta que ha perdido gran
parte de su inmensa fortuna.
Alexei
se enamora locamente de Paulina, lo que le hace convertirse en prácticamente su
siervo. A partir de la ruina de la abuela los acontecimientos se precipitan y,
loco de amor, se precipita al casino jugándose toda su fortuna, creyéndose la
posibilidad de compartir sus ganancias y su vida con su amada. Gana pero,
cuando vuelve a Paulina, esta le rechaza. Despechado, viaja a París con Ms
Blanche, mujer acostumbrada a vivir de los hombres, con la que acaba perdiendo
todo su dinero. Vuelve al juego y acaba convirtiéndose en un hombre solitario,
en un jugador enfermizo. La novela acaba con Alexei jugándose su última moneda
a la ruleta, prometiéndose a sí mismo no volver a jugar si gana.
La lectura:
Resulta
un poco complicado, es más, bastante pretencioso, hacer siquiera intento de
criticar la obra de uno de los mayores genios de la literatura universal. Ni
siquiera me ha sorprendido lo más mínimo haber disfrutado muchísimo con la
lectura de ésta, dicen, obra menor -aunque sea una de sus más conocidas novelas
cortas- del autor soviético. Así que, dando por sentado que es uno de esos
libros imprescindibles que no debería pasar por alto cualquier lector que se
precie de serlo, me limitaré a criticar esta magnífica edición de Edaf y a
incluir en este análisis algunos retazos de la vida del controvertido escritor,
sobre todo en lo concerniente a esta novela.
La
edición de Edaf sorprende por su calidad, para tratarse, en este caso, de un
libro de bolsillo. La calidad del papel, la letra –de un tamaño y grafía sobrio
pero especialmente apropiado para la lectura- y la encuadernación resultan perfectos,
dejando por los suelos a otras editoriales, que se atreven, incluso, a
calificar sus ediciones como de lujo… esa es mi apreciación. Además el prólogo
resulta clarificador y muy instructivo sin caer en cultismos o pretendidas
disecciones de la personalidad que complican la lectura y que, como no puede
ser de otra forma, siempre resultan subjetivas y poco fiables. Es un prólogo
bien trabajado en el que se desarrolla perfectamente la obra y vida de Fiodor
Dostoyevski huyendo de datos superfluos o poco contrastados y de apreciaciones
personales. Un ejemplo de lo que debe ser una introducción al libro sobre el
que se trata. De hecho, la mayor parte de la información en la que está basada
la siguiente reseña sobre el autor está sacada precisamente de ahí, aunque
también he de decir que he consultado otras fuentes, sobre todo en la red.
Termino recomendando mejorar la información consultando las múltiples
referencias que podemos encontrar en la red o, por ejemplo, leyendo la obra que
Stefan Zweig dedicó a su figura y la de otros dos grandes genios: «Tres Maestros: Balzac, Dickens, Dostoievski.»
Fiodor Dostoyevski:
Nace
en Moscú allá por el 30 de Noviembre de 1821, fruto de un matrimonio poco
avenido con un padre huraño, autoritario y alcohólico y una madre dulce y
resignada a su suerte que significa un remanso de cariño y protección para él y
sus hermanos. Fiodor se muestra muy cercano a su madre y progresivamente va
acentuando los sentimientos de aversión y odio a su padre hasta el punto de
llegar a desear su muerte. Este sentimiento se acentuará, sobre todo, tras la
muerte de su madre acaecida tras una larga enfermedad y de la que culpa, un
poco injustamente, a su propio progenitor, el cual pasará por una grave depresión
que agria su carácter y que acaba provocando su propio asesinato –muere en
manos de sus propios trabajadores como consecuencia de su carácter despótico y
violento- Este acontecimiento desencadena un agudo sentimiento de culpabilidad
en el escritor que le influirá decisivamente tanto en el carácter como en su
obra. El propio Sigmund Freud analiza este cuadro clínico en un famosa obra
«Dostoyevski y el parricidio», donde confesará su admiración por este escritor.
No
es el único, grandes pensadores e intelectuales de la historia del pensamiento
han considerado a Fiodor Dostoyevski como el gran inspirador de su obra: desde
el propio Stefan Zweig, hasta Friedrich Nietchze, pasando por Hermann
Hesse, Jean-Paul Sartre, Marcel Proust, Thomas Mann, William Faulkner, Albert
Camus, Franz Kafka, Yukio Mishima, Charles Bukowski, Ernesto Sábato, Ernest
Hemingway o Gabriel García Márquez, entre otros muchos. A su vez se le
considera como uno de los padres del existencialismo y uno de los escritores
que mejor han conseguido analizar los entresijos del alma y llevar hasta el
terreno narrativo los grandes temas humanos, como la pobreza, la injusticia
social; el realismo psicológico, las penumbras fantásticas; y las relaciones
amorosas: el amor, el egoísmo y la autopurificación por medio del sufrimiento. Ante
esta naturaleza esencialmente «humana», el autor abarca distintos terrenos de
la psicología, la filosofía y la ética, incluyendo profundas reflexiones y
comportamientos como partes esenciales de sus novelas y cuentos cortos.
Por
último cabe destacar que se trató de un compulsivo jugador, lo que le llevó a
encontrarse en múltiples ocasiones arruinado y en manos de sus editores, que
exprimieron su carrera y le presionaron en múltiples ocasiones aprovechándose
de su enorme éxito, incluso en vida. Fruto de esta relación es este «El
jugador», al que se considera, desde este punto de vista, autobiográfica y que
fue dictada a su secretaria en menos de un mes, como resultado de la necesidad
de entregar el libro en las fechas exigidas por el editor. Nunca sabremos que
podría habernos regalado este genio de la literatura si el juego y las deudas
no hubieran condicionado de esta forma su obra.
Opinión:
Visto
lo visto y teniendo en cuenta de quién hablamos la verdad es que no me atrevo a
hacer una crítica. Considero que todo lo que se puede haber dicho sobre la obra
o sobre el escritor ya está dicho y puede consultarse perfectamente en
cualquiera de las muchas referencias que existen tanto en la red como en los
libros dedicados. Solo decir que, a pesar de tratarse de una relectura; a pesar
de haber leído múltiples veces sobre Dostoyevski y su obra… a pesar de tener
las expectativas muy altas creo imposible que la lectura de este autor pueda
frustrar las expectativas creadas. Tan solo sus novelas más extensas (como
«Crimen y castigo» o «Los hermanos Karamázov») podrían llegar a minar el
interés de un lector poco acostumbrado a este tipo de obras. Muy recomendable.
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