Sinopsis:
En
un hotel de Marrakech, durante la siesta, Octavio Rincón, de insípida vida como
funcionario y un matrimonio infeliz hasta el punto de haber deseado
profundamente la muerte de su esposa, es testigo, por fin, de un extraño
accidente que tiene como resultado la
satisfacción de este deseo. Impasible, aunque algo perplejo, termina el
contenido del mini bar y decide masturbarse mirando a una turista por la
ventana. Feliz, aunque temeroso por su posible inculpación en esta muerte, y
embriagado por una extraña sensación de libertad decide huir al bar más cercano
donde conoce a Raúl Soldati, un argentino intrépido, embaucador y poco de fiar en
cuyo currículo figura, por ejemplo, la creación de una empresa con la que
pretendió vender helados en el desierto a bordo de una furgoneta frigorífica
con la cara de Carlos Gardel estampada. Con él comienza un periplo que le
llevará a recorrer el Atlas perseguido por un grupo de matones, capitaneados
por un mafioso boliviano al que robaron la cartera, repleta de dinero falso, y
la chaqueta. Durante la persecución conocerá a diferentes personajes a cual más
estrafalario: Charlie, un hippie cincuentón cuya obsesión es asesinar a Julio
Iglesias; Claudio Grimaldi, un director de cine que rueda en pleno desierto sin
guión, extras ni cinta en la cámara; Ingrid, una joven sueca que vuelve a
despertarle ocultas pasiones; Mowles, un venerado escritor que nunca escribió
nada y una obsesiva nube negra pegada a un retrovisor de la que no parece poder,
ni querer desprenderse.
La lectura:
No
hay más que echar un vistazo a la sinopsis para darse cuenta que nos
encontramos con una novela peculiar, de personajes inauditos, pero cuyo
argumento nos embarca en una historia plena de ritmo, humor, diálogos
delirantes y un poso surrealista que, sin embargo, consigue convencer al lector
de que todo es posible. Si solo fuera una novela, sin más lecturas, ya sería
harto interesante y nos dejaría la sensación de haber pasado un rato muy
divertido y gratificante por lo que, solo por eso, tendríamos que estar
agradecidos al genio de Carlos Salem, y quizás sea solo este el objetivo que se
marcó al diseñar los personajes y la historia, pero lo dudo:
No
puede ser casualidad que, siendo argentino pero afincado en España, haya pensado,
como personaje principal de la historia, en un español (probablemente catalán)
que, habiéndose zafado de las ataduras impuestas durante años por su mujer,
española y, por supuesto, a la vieja usanza, castradora y dictatorial,
evolucione con la historia buscando su lugar en un mundo real, donde con cada
absurda situación, a modo de juego de rol, logra adquirir puntos de experiencia
y autoestima para, desde gris funcionario, acabar su periplo en brazos de su
nuevo amor, Ingrid: europea, liberada y auténticamente enamorada.
No
puede ser casualidad que, durante el relato, todos los personajes con los que
se encuentra sean argentinos y, con cada uno de ellos, se muestran todos los
tópicos que definen esta nacionalidad. Se intuye un tono de denuncia, el poso
de amargura por lo que pudiera, y tal vez debiera haber sido. Por lo que tal
vez merezca, o tal vez no, su peculiar idiosincrasia. Artistas ególatras, sobrevalorados
por un público pedante, vilipendiados por la envidia, aventureros,
individualistas. Todo un crisol de actitudes que, en realidad, podríamos
encontrar en el carácter y la herencia cultural de cualquier país latino. La particularidad
la encontramos en que, quizás, Argentina ha resultado especialmente machacada
por su propia naturaleza, por su indiscutible singularidad. Todo aderezado con
múltiples, aunque elegidos, momentos filosóficos que se resumen en la teoría
que da nombre al libro y, por supuesto, de fondo, el mundial de futbol.
Por
último no puede ser casualidad la cantidad de guiños e iconos que podemos
encontrar en la novela, desde un revolver oxidado, que en realidad no sirve
para nada, pero que resulta tan importante como para pasar a ser otro personaje
en la historia, hasta un gato, de nombre Jorge Luis, que en verdad representa el
genio que su dueño nunca tuvo, o una nube, pegada a un retrovisor que guardamos
en la mochila, y que no deja al protagonista olvidarse del pasado.
Opinión:
Pues
a mí el libro me ha encantado, me ha divertido, lo he leído en un pis-pas y,
además me ha hecho reflexionar. No se puede pedir más por menos (16.95€). Un
autor desconocido para el gran público, en la que creo que fue su primera
novela. Investigaré por ahí y procuraré leer alguna cosa más de su cosecha.
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