domingo, 3 de enero de 2016

El elogio de la sombra. Junichiro Tanizaki

Sinopsis::
Ensayo sobre la estética japonesa donde se hace un estudio sobre el efecto de la luz y las sombras en el arte, la arquitectura o la identidad cultural nipona. Todo un alegato al gusto por los claroscuros que no puede dejar indiferente, sobre todo en cuanto durante todo el libro se compara esta singularidad estética con el gusto por los espacios iluminados que se da en Occidente.
La lectura:
Desde luego nadie puede negar la originalidad del punto de vista, sobre todo teniendo en cuenta que es difícil para un occidental ser sensible a un estado emocional que probablemente es intrínseco a una cultura que nos pilla tan lejos. Supongo que para alguien que ha viajado o vivido mucho tiempo en Japón le resultara mas fácil entender ese gusto por lo oscuro o, mejor dicho, por lo poco o sutilmente iluminado.
En cualquier caso el libro está maravillosamente escrito y engancha con mucha facilidad no dejando de sorprendernos desde el principio hasta el final. Yo he querido ver esta obra como una gran metáfora sobre la importancia del matiz que, a pesar de estar escrito en 1933, ha trascendido su tiempo y mantiene la validez en nuestros dias. La literatura al servicio del ensayo, ¿o es el ensayo, en este caso, el que se pone al servicio de la literatura?. En todo caso el ensayo es un género que suele perderse en conceptos poco legibles o al alcance del seguidor de la materia sobre la que se escribe y que en este caso, dejando de lado el objeto del estudio, es altamente interesante solo por la forma tan exquisita en la que el autor expresa su punto de vista.
Pequeño, corto, ameno... bien editado. Una pequeña joyita.
Opinión:
A mí me ha llegado. Siempre me ha gustado la filosofía, y las disciplinas orientales han sido las que más me han llamado la atención. Ademas la noche siempre me ha gustado y me ha resultado curioso ver en la pluma de Tanizaki algunos de los razonamientos que yo mismo argumento cuando, por ejemplo en este caso, me levanto a las cinco de la mañana en una habitación de hotel y soy capaz de bajar a recepción para, entre el humo de cigarrillos, escribir esta crítica sobre el libro que, de la misma manera, acabo de terminar. Luces y sombras. Solo necesito la luz precisa para leer o escribir. El resto del espacio prefiero que sugiera mas que evidencie... silencio y oscuridad, el gusto por el matiz, la fotografia en blanco y negro... Levantar la vista y experimentar el placer de las sombras es un refinamiento escaso y, por tanto, algo mas que valioso.
En cualquier caso, de todo el libro me quedo con el último párrafo en el que Tanizaki hace algo parecido a una declaración de principios y expresa la intención real del libro:
"A decir verdad, he escrito esto porque quería plantear la cuestión de saber si existiría alguna vía, por ejemplo, en la literatura o en las artes, con las que se pudieran compensar los desperfectos. En lo que a mí respecta, me gustaría resucitar, al menos en el ámbito de la literatura, ese universo de sombras que estamos disipando... Me gustaría ampliar el alero de ese edificio llamado "literatura", oscurecer sus paredes, hundir en la sombra lo que resulta demasiado visible y despojar su interior de cualquier adorno superfluo. No pretendo que haya que hacer lo mismo en todas las casas. Pero no estaría mal, creo yo, que quedase aunque sólo fuese una de ese tipo. Y para ver cuál puede ser el resultado, voy a apagar mi lámpara eléctrica."

1 comentario:

  1. Gracias por compartir esa crítica con la que coincido, Jose Manuel

    ResponderEliminar